Duomo di Lecce
El Duomo di Lecce se presenta ante nosotros como un impresionante testimonio del barroco leccese y una muestra más de la riqueza cultural y arquitectónica de la ciudad.
Ubicado en una hermosa plaza, este edificio barroco de tres naves y un campanario del siglo XVII cautiva a cualquier visitante que se encuentra con él. Su fachada exterior es magnífica y su interior profusamente decorado con altares, artesonados y arcos a modo de basílica.
La historia de este duomo se remonta a siglos pasados, cuando fue construido sobre una catedral normanda que data del siglo VII. La actual construcción, diseñada por Giuseppe Zimbalo en 1659, está dedicada a San Oronzo, el patrón de la ciudad. Se cuenta la leyenda de que San Oronzo salvó a Lecce de una epidemia de peste en 1656, lo que convirtió a la ciudad en su devota protectora.
Uno de los elementos más destacados del Duomo di Lecce es su imponente torre de más de 70 metros de altura, obra de Zimbalo. Esta torre, que reemplazó a la anterior construida en 1574, se alza majestuosamente sobre el horizonte de la ciudad y es un símbolo indiscutible de su patrimonio cultural.
No solo es la arquitectura la que cautiva a los visitantes, sino también el ambiente de la plaza que rodea el Duomo di Lecce. La belleza de esta plaza, adornada con monumentos y esculturas, crea un ambiente mágico y romántico. Muchos viajeros, como yo, se han encontrado con esta maravilla de forma inesperada, y el impacto que provoca es algo difícil de olvidar.
Lecce, también conocida como la Florencia del sur, es una ciudad que sorprende gratamente a aquellos que la descubren. Su riqueza cultural y artística, en la que el barroco se muestra en todo su esplendor, la convierten en un destino imprescindible para los amantes del arte y la arquitectura.
Aunque puede que Lecce sea una ciudad poco mencionada, conserva su encanto y autenticidad, sin las aglomeraciones de otros destinos turísticos más conocidos en Italia.
El Duomo di Lecce es solo una muestra de todo lo que esta ciudad tiene para ofrecer. Su visita es un viaje en el tiempo hacia un período de esplendor artístico y una oportunidad de sumergirse en la exuberancia del barroco leccese. No hay duda de que este destino dejará una huella imborrable en la memoria de cualquier viajero que tenga la suerte de descubrirlo.